Cómo el sistema de transporte de Cartagena conecta a un joven con su propósito y su fe.
Cada mañana en Cartagena, Wilmer, un joven de tan solo 17 años, comienza su día con determinación y el deseo de luchar por sus sueños. Tras la pérdida de sus padres, ha enfrentado dificultades, pero ha encontrado en su trabajo y en su fe la fuerza para seguir adelante. Wilmer vive en el sector de Olaya Herrera, y cada mañana toma la ruta X104 del Transcaribe, posteriormente hace un transbordo en Bodeguita, viajando desde su hogar hasta Bocagrande, donde se gana la vida limpiando vidrios.
Su jornada inicia a las 5:00 a.m., y Transcaribe es el medio que lo lleva cada día desde su barrio hasta su lugar de trabajo. En Bocagrande, Wilmer no solo limpia vidrios; también comparte mensajes de fe con conductores y transeúntes, lo que lo ha hecho conocido. A diferencia de otros limpiavidrios, lleva un cartel en el cuello pidiendo permiso para limpiar los vidrios, y ofrece palabras de aliento, lo que le ha ganado el cariño de la comunidad.
La fe cristiana es una fuente de fortaleza para Wilmer. “Cuando pensé que Dios no me escuchaba, cuando creí que todo estaba perdido, su misericordia se hizo presente”, dice. Desde que comenzó a asistir a la iglesia, ha encontrado en la predicación una forma de elevar su espíritu y el de quienes lo rodean. Para Wilmer, el Transcaribe no es solo un medio de transporte, sino una herramienta en su camino de superación y esperanza, conectándolo con nuevas oportunidades.
“Hace dos años que me movilizo en Transcaribe. Para mí, es una forma segura y rápida de llegar a mi trabajo. Este medio es de todos, por eso debemos cuidarlo”, concluye Wilmer, con una gran sonrisa en su rostro y la misma convicción con la que vive su día a día.